¿Puede ser el teatro una actividad terapéutica? Jugar a
ser otro y no pensar ¿puede ser
liberador? Sí, desde luego. Existe una amplia oferta de escuelas donde la expresión teatral
actúa no solo como entretenimiento y salida de tensiones, sino que favorece la percepción de la
realidad, el autoconocimiento, la comunicación y la fluidez.
Estudio Teatro Madrid
es un espacio Sala-mandra y una compañía que forma a la luz del crecimiento personal a actores aficionados o sin experiencia. Se trata
del aprovechamiento del arte escénico
por quienes buscan el disfrute, la realización personal y la creatividad en
medio de su vida diaria. El capitán de este proyecto es Diego Bergier, actor y profesor de actores, quien poco a poco empezó a trabajar
con quienes buscaban en el teatro una salida creativa en su vida cotidiana, una forma de
ocio y de enriquecimiento. “Eso es lo que, honestamente, puedo ofrecerles”.
¿Cómo abordas la
enseñanza del teatro para gente ajena a ese mundo?
La actividad teatral, el juego y sus dinámicas tienen mucho del espíritu del juego de los niños, algo que vamos
perdiendo a medida que nos hacemos adultos y entramos en una suerte de
encorsetamiento. Aquí ofrecemos la capacidad del placer por el placer y sus
posibilidades de liberación. Los niños representan personajes, improvisan,
juegan… Lo primero que trato de inculcar al alumno es la recuperación de ese
espíritu. ¿Cómo? No le da tiempo a pensar,
que es lo que hacemos los adultos: pensar y acto seguido, bloquearse y
censurarse. Mediante actividades muy rápidas y muy ligeras tratamos de que no
tenga más opción que lanzarse, de manera
que al cabo de un rato de jugar con el grupo se da cuenta de que algo nuevo ha pasado. Los
alumnos desde el primer día, por ejemplo, establecen contacto físico sin
trabas, por ejemplo en abrazos…Y si hay inhibición al comienzo,
hacemos todo lo posible para que no tengan tiempo ni de pensarlo. El nuestro es
un trabajo de extrospección, que es
lo contrario a la introspección. Lanzamos
a los alumnos a jugar, a liberar su cuerpo mediante la herramienta de la
improvisación como recurso didáctico.
¿La formación cubre etapas?
¿La formación cubre etapas?
Distingo 3 etapas. En la inicial, la gente empieza a
conocer de qué se trata, van pillando los códigos. Es clave
porque si realizan un buen periodo
inicial, se aseguran muchos años de disfrute. Implica el reconocimiento del
instrumento de la propia persona: hasta qué punto soy creativa o creativo,
expresivo. Y hasta qué punto importa
eso, es decir, también se aprende a aceptarse a uno mismo. Y a cómo volcar eso
en la interpretación. Se dan muchos juegos de improvisación y todavía se
trabaja sin el rigor de un texto. Puede durar uno o dos años, depende del
alumno, aquí no hay matemáticas porque son seres humanos con sus actitudes, su
sensibilidad, su disponibilidad de
tiempo, etc. Los hay que prefieren
seguir trabajando sobre sí mismos un poquito más, sentirse más libres antes de
pasar a la etapa más técnica, con textos, funciones, etc.
En una segunda etapa los alumnos se adentran en el trabajo
sobre una obra de teatro, que implica más compromiso y responsabilidades. Los primeros 6 meses se realiza un trabajo mixto con el propio montaje de la obra, la manera de
resolver dificultades técnicas sobre
cómo afrontar un personaje, los bloqueos. Finalmente, los tres meses siguientes los
dedicamos a programar y a poner en escena 8 funciones con público en nuestra
sala, funcionando como un grupo teatral.
¿Quiénes son vuestros alumnos?
Es un perfil bastante heterogéneo, entre los 28 y 60 e
incluso 65 años. Vienen docentes, funcionarios, informáticos, fisioterapeutas,
abogadas… Además entre ellos se crea una suerte de relación especial como
grupo; es curioso cómo les une esta
actividad que les apasiona y, a partir de ahí, se crean otros lazos como salir de
cañas, a cenar, etc.
Y en el plano de la personalidad ¿qué cambios
observas en los alumnos?
Hay una evolución técnica primero, porque en el teatro no
hay magia ni milagros, sino trabajo, training y experiencia para que el actor vaya sumando recursos durante el
curso. En el nivel personal he visto casos de
gente que era muy tímida, que se escondía, que no lucía, y dos años de
trabajo después cambian del todo en su actitud, en cómo visten, en
cómo sacan a lucir su belleza, su personalidad. Veo en ocasiones que los alumnos vienen a clase saturados
de su trabajo o tristes por distintos motivos. Pero cuando se cierra la puerta
de la sala y realizan su concentración, inmediatamente les cambia la cara. Y les escucho decir “necesitaba estar aquí”. Es entonces cuando los que llevamos este
espacio de teatro caemos en la cuenta de que nuestro trabajo tiene mucho más peso del que a veces
vislumbramos.
Diego Bergier, Estudio Teatro Madrid, en una sesión con alumnos |
¿Cómo se eligen los
textos para trabajar con los alumnos?
Es una parte muy importante de este trabajo. Generalmente me ocupo de buscarlos y
adaptarlos al grupo para que haya opción para todos los actores. La elección se
somete al consenso de los actores grupo. Por ejemplo este año una de las
obras seleccionadas fue Familia, el guión de Fernando León de
Aranoa; otra “El Jefe de todo esto”, una comedia absurda de Lars Von Trier. Hemos hecho Glenngarry Glen Ross o Edmond,
ambas de David Mamet; Un dios salvaje, de Yasmina Reza,….Siempre
buscamos obras que tengan rigor teatral
y que permitan a los alumnos actores meterse en la profundidad del teatro.
¿Memorizar es difícil para quienes no tienen mucho tiempo de estudio?
Es algo que enseñamos a solventar. Claro que hay que
estudiar y memorizar, pero no al modo automático propio de la enseñanza. Memorizar en teatro es una acción que invita a apropiarse del texto, interiorizándolo y buscando las
emociones. Es claro que primero el alumno ha de adueñarse del texto estudiándolo; sin ello, el actor se pierde en la obra porque su mente
estará ocupada en ir a buscarlo. Hay una técnica para cada alumno que aquí
les enseñamos adaptándonos a cada quien.
En mi caso, siempre afronto la
memorización como si se tratara de
aprender canciones, buscando la musicalidad
del texto.
Sesión en Escuela Teatro Madrid |
Estudio Teatro Madrid y otras escuelas y locales de ensayo
de Sala-mandra alquilan salas para multitud de actividades y eventos.
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Además de Estudio Teatro Madrid, otras escuelas trabajan con un enfoque alineado con el crecimiento personal, entre ellas:
- Escuela de Teatro Di Towanda , que apuesta por el teatro como medio de crecimiento personal y transformación social
- Residui Teatro
- EspacioTeatro Crecimiento
- El Devorador Teatro, una escuela donde el teatro se convierte en una herramienta de vida para devorar miedos, timidez….
- otras
Te dejamos un enlace donde echar un vistazo a los espacios Sala-mandra de teatro y ensayo