miércoles, 25 de marzo de 2015

Librerías-café, para raritos cada vez más numerosos (2)


Continuamos nuestro repaso por algunas librerías-café

La Buena Vida, Café del Libro

“Queremos creer que a La Buena vida vienen buenos lectores” dice Jesús Trueba. Eso parece, es la hora de comer, hay una concurrencia curiosa y menos silenciosa de lo acostumbrado en este tipo de locales. Unos aprovechan para ojear las novedades, algunos saludan y hablan con otros lectores, hay quien deja sus bártulos como con una cierta costumbre y se lanza a por pilas de libros para examinarlos despacio antes de comprar.

Tienen un pequeño lugar de autoservicio donde tomar un refresco, de manera que los libreros puedan dedicarse por entero a los libros, que es de lo que saben y lo que les gusta. Y también  en  allí hay cabida para talleres de escritura, algún concierto, presentaciones, etc.

Otro es también el espacio virtual. La web de La Buena Vida  es, a mi juicio también, un lugar para perderse. En ella resumen las novedades, las editoriales seleccionadas del mes o a las que más miman y más siguen. ”No es que apostemos por las editoriales independientes, es que  editan buena literatura y la editan bien, no son fábricas de libros”. Por la web también asoman  videos  de las sesiones  “Los poetas son un asco”, reseñas de novedades, agenda de presentaciones, es posible también encargar libros, reservar asiento para determinados eventos con más tirón y mucho más. También sigue esa línea  su Facebook, del que robamos este post:

“A veces, estando aquí, se tiene la sensación de estar metido en una pecera, a salvo del mundo exterior. En cambio, hay otras en las que la librería parece un gran barco que atraviesa las semanas, con libros arracimados en las estanterías, los clubs de lectura semanales, las presentaciones, el vino y todo el cabotaje de la hostelería. Los domingos, en La Buena Vida, es el día en el que echamos el ancla, para observar y decidir con qué lectura se comienza la semana”.


Para Jesús Trueba” la librería es un servicio público,  lo que nos obliga a compromisos de horario o a negarnos a vender solo a escritores que venden; alguien tiene que hacerlo". Cuestión de principios, claro, aquellos que le hacen tensarse un poco cuando menciono el libro electrónico “No hay ni una librería –salvo las multinacionales- que obtengan algún provecho del libro electrónico. Los españoles no somos los más chorizos del mundo, pero se ha fomentado esa actitud. La industria de la cultura digital en España se ha dejado morir por razones políticas: solo se remedia con un cambio por el que la sociedad  misma y sus individuos afeen la piratería”.




Muy cerca de la Filmoteca Doré está esta librería-café que es un espacio amistoso, al modo de un café literario o espacio cultural, donde hay quien lleva su pc para trabajar y conectarse  a internet entre libros. "Los que vienen son lectores de papel", afirma Clea, responsable junto con Jakobo y Kike.

Clea es rotunda: “ Sentimos que hay un deseo  grande de acudir a espacios lejos de las grandes superficies, existe una nostalgia por los lugares acogedores, donde te conocen por tu nombre. Nuestros clientes son en cierto modo coleccionistas de libros bellos, de ediciones cuidadas. Nos especializamos en  editoriales pequeñas de literatura japonesa, judía, eslava, turca, española, etc.”

En este espacio pequeño y vintage se reúnen los clientes en clubs de lectura o en tertulias filosóficas; en abril celebran “La noche del poeta muerto” dedicadas a Novalis, Blake y otros. Ofrecen también su espacio, gratuitamente, para celebrar presentaciones de libros y eventos, que invariablemente terminan con un cóctel de cava y berenjenas, algo que se está convirtiendo en una tradición de La Fugitiva. 



La Puerta de Tannhauser, Plasencia (Cáceres)

En Plasencia, Cáceres, La Puerta de Tannhauser ha cumplido casi 4 años como la primera librería-café en Extremadura; se sienten orgullosos de haber creado un espacio de encuentro y cultura donde se desarrollan talleres de escritura y lectura, de idiomas,  exposiciones, presentaciones, etc.

Alvaro y Cristina, sus dueños, dejaron Madrid atrás con la idea de invertir sus ahorros en un nuevo medio de vida y en proporcionar  a sus clientes la experiencia de encontrar libros en medio de un buen aroma a café. Tienen un cuidado fondo editorial de Nórdica, Periférica, Páginas de Espuma, Contexto, Impedimenta y otras editoriales nuevas y combativas, junto con otras más consolidadas. “No huimos de los bestseller por esnobismo, pero queremos situar nuestra oferta en una gama de calidad”.

Para la difusión de sus actividades y para convocar a la gente cuentan con las redes sociales, lo que les ha hecho darse a conocer a nivel nacional, transcendiendo los límites de una ciudad de 41.000 habitantes como es Plasencia.


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